Llevamos muchos meses viendo como el consumo va descendiendo. Todo es debido a que el paro es muy alto, las prestaciones sociales van disminuyendo; cada vez hay más hogares donde no tienen ningún ingreso y viven con gran precariedad.
Hemos tenido unos años donde el gasto tanto a nivel familiar como el del Estado estaba disparado.
El consumismo empezó a surgir ya en el siglo pasado (fue dando pasos muy pequeños y paulatinamente), donde la clase media empezó a ir mejorando económicamente. Gracias a esta mejora se fueron creando empresas de electrodomésticos, automóviles, construcción, etc.
Así se fue creando trabajo y mejoró la vida en la mayoría de los hogares (esto fue bueno para el consumo), pero un consumo moderado.
Lo malo ha venido estos últimos 10 ó 15 años, donde hubo más puestos de trabajo, los ingresos aumentaron, pero la influencia de la publicidad que nos invade ha inducido a un consumo excesivo y no hemos sabido los mayores enseñar a las generaciones jóvenes a que supieran consumir con moderación y razonamiento.
Las personas mayores no tuvimos tantas facilidades para consumir y estábamos acostumbrados a vivir con cierta austeridad y siempre guardando algo “por lo que pudiera pasar”.
Hoy nos encontramos en una situación alarmante debido al endeudamiento de estos últimos años en los que la vivienda se encareció, pero como los bancos daban prestamos sin control, la gente se metía y hoy se están pagando las consecuencias.
Las generaciones jóvenes acostumbradas a no privarse de nada (casa, coche, vacaciones, gastos), hoy lo están sufriendo penosamente, y lo malo es que no parece que tenga solución a corto plazo, pues parece que nadie pone medios para que se creen puestos de trabajo y así la economía vaya resurgiendo.
El miedo a gastar es tremendo, pues aunque hay personas que se lo pueden permitir no lo hacen porque no saben si lo van a necesitar ellos o sus familias.
Tenemos que acomodar los gastos a los ingresos, planificando bien nuestras posibilidades; pues si generamos más deudas, éstas nos arruinarán. Para salir de esta situación es necesaria la creación de puestos de trabajo para ir poco a poco remontando y en adelante que esto nos sirva de lección y no nos fiemos de la propaganda engañosa y animadora al consumismo.
Debemos gastar lo necesario y no lo superfluo.
Vamos a tener confianza y pensar en que “no hay mal que por bien no venga” o que “siempre que llueve escampa”. Esto al que lo está pasando mal no le va aliviar, pero esperemos que con el buen hacer de los políticos y los que tienen medios para la creación de trabajo que nos den seguridad para poder volver a consumir, pero con conocimiento y que lo pasado nos sirva de escarmiento.
